domingo, 24 de agosto de 2014

Javier Marías, haciendo sendero

Hace unas semanas he venido pensando en la inconveniencia de escribir sobre experiencias propias que involucran a terceros. Es decir, los problemas que esto acarrea: recriminaciones, desaires, incluso afrenta directa. Quizá si esto sucede es porque debo reconsiderar mi ética al narrar o porque estoy haciendo algo correcto. Siempre se ha visto la polémica como algo favorable, sustanciablemente mejor a lo que apenas causa simpatía. Sin embargo en la "falsa novela" 'Negra espalda del tiempo' de Javier Marías, muchas de mis dudas se despejaron, marcándome un camino.

En la página 53 aparece el siguiente párrafo. Copio textual:
"Al fin y al cabo, es más humillante no ser motivo de inspiración que serlo, no ser digno de la ficción que serlo, aunque sea a costa de alguna indiscreción y de mala manera, para dar vida a un personaje depravado o ridículo. Lo peor es no figurar allí donde hubo posibilidad de hacerlo".

También en la página 65 aparece esto que viene al caso:
"A un escritor de ficción, de hecho, nada se le puede imponer, y ni siquiera ha de pedir permiso para introducir ahí, en su ficción, a cualquier persona o episodio real que conozca, y si decide hacerlo nada ni nadie se lo podrá impedir".

Entonces, si alguien se siente implícita o descaradamente mencionado en esta entrada o en las anteriores espero no llegue a molestarse, más bien le pido que lo celebre porque de alguna forma está siendo preservado contra el olvido, puesto en conserva.