miércoles, 15 de octubre de 2014

Audífonos

Entró a la habitación y se cercioró que ninguno de sus compañeros estuviera en la pieza. Puso llave en la puerta. Cualquier reproche diría que por aquello de las dudas mejor dejar cerrada la habitación mientras durmiese, adentro estaban las computadoras de todos. Encendió la suya y escribió la página de siempre. Buscaba complacerse con un video pornográfico, el que hubiese sido más concurrido por otros cibernautas, el que tuviese mejor ranking. Halló uno con un nombre sugestivo, con un cuerpo de mujer que ya había contemplado en otras ocasiones. Sabía que era poco probable que la trama lo sorprendiese; el final sería el mismo a todos los videos que había contemplado en su vida. Conocía tan bien ese movimiento con la mano izquierda, esa cadencia para que el acto no fuese un desfogue ciego, una precipitación rápida hacia una desolación más profunda. Se puso sus audífonos, quería que sus sentidos se colmaran. Los gemidos de la pornstar eran cada vez más ansiosos. Se sentía más excitado, más concentrado en las reacciones de la mujer. Ella suspendió su frenesí y recuperó su voz, de algún lugar que no era ese escenario de película subvencionada dijo: This is beautiful. El hombre musculoso que la cogía no supo hacer otra cosa que reírse. Él perdió la erección, la sangre se le fue para otro sitio. Tomó el celular y seleccionó la agenda telefónica. Ya no pudo ver la lista de contactos. 

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