jueves, 6 de noviembre de 2014

Final MLS

En la habitación existe un debate sobre qué jugador es mejor. Los colombianos enardecidos por el desempeño de su selección nacional en el mundial no dan más de sí con James Rodríguez. Vagamente rescatan a Radamel Falcao. El peruano se limita a Pizarro. Emplea una táctica extra-futbolística, alude a un premio donde lo catalogan el jugador extranjero más apuesto en la Bundesliga. Ríe, pero en el fondo cree que sus argumentos conseguirán un peldaño en el podio para su compatriota. Yo me escudo con el ‘Pescadito’ Ruiz, me acuerdo de una chilena en el Mateo Flores contra Costa Rica. Nunca había gritado un gol con tanto fervor, nunca había sentido la sintonía de una multitud como esa noche en la General Norte. Sé que mi nostalgia no es válida, no le da ventaja, no lo hace mejor jugador. Se ríen de mí, del ‘Pescadito’, siguen con su debate sin considerarme. Mencionan equipos en Europa, titularidad, minutos. Prefiero marcharme, refugiarme en el computador. Me siento traidor por no defender lo mío, pero no tengo argumentos. Busco el video de esa chilena, porque quizá pueda convencer a alguien con esa acrobacia, con ese desparpajo de talento. Me topo con otro video. Una final de la MLS, el ‘Pescadito’ echando el gol del triunfo. Un gol trascendental. No cualquier jugador saca la calidad en esos momentos. Estoy a punto de cerrar la viñeta para buscar una anotación más espectacular, sin embargo, una corazonada. Total, es un video de 3 minutos descontados a la vida. Aguardo y luego del pitido final un reportero entrevista a Ruiz en español. Le pregunta a quién le dedica el gol del campeonato. “Para el pueblo de Guatemala que sufre hambre y violencia”. Una calidez navideña se aloja en mi pecho. Hormiguea el tacto de un balón bajo mi pie derecho. No tengo que demostrarle nada a nadie. 

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